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Un día de 2007, Jonathan, Jeremy, Michael y Alex formaron un grupo llamado Everything Everything en su ciudad natal, Manchester. Han sacado cuatro álbumes hasta la fecha: Man Alive (2010), Arc (2013), Get To Heaven (2015) y A Fever Dream (2017).
La primera vez que escuché este grupo en directo fue en la primera edición del Festival de Les Arts, en 2015, justo cuando su tercer disco estaba a puntito de salir del horno, por lo que solo tuve la oportunidad de escuchar sus dos anteriores. Creo que no terminé de escuchar una canción y ya supe que era un grupazo.
No son un grupo indie “normal”, no conozco a ninguna banda que tenga un estilo musical parecido, y con esto me refiero a su complejidad a la hora de componer, a sus ritmos tan poco vistos y a su cantante que parece que tenga un máster en falsetes. Con su sintetizador siempre presente, este grupo lo definiría como extravagante, raro y ecléctico. Como salido de otro planeta.
En agosto del año pasado sacaron su último disco A Fever Dream y, vaya, menudo sentimiento más agridulce se me ha quedado después de escucharlo. Ahora os explicaré por qué: este álbum, a pesar de sus canciones con apariencia desconcertante, se mete mucho más en temas de consternación social-política actual que en los álbumes anteriores. Es un grito de guerra, es un llanto a la desesperación, es un “gran juego” de canciones que pueden dar voz a nuestros sentimientos. Este trasfondo me ha hecho seguir la línea argumental un poco más que la musical, ya que no hay mucho que rascar ahí, no han perdido su identidad en ningún momento.
Realmente, un disco no solo se puede analizar bajo el punto de vista musical, ya que la intención de las canciones juegan un papel más que importante. Por eso, estas canciones están comentadas bajo estos dos puntos de vista, aunque no siempre vayan de la mano.
En el aspecto musical, el comienzo del disco es el más flojo que han tenido en comparación con los otros tres discos. En el primero empezaron fuerte con MY KZ, UR BF, principio muy parecido al de su tercer álbum Get To Heaven, pero nada comparable con su éxito Cough Cough, primera canción de su disco Arc, que hizo que me enganchara tanto.
The Night Of the Long Knifes
Bueno, como he dicho antes, The Night Of The Long Knifes es una canción que empieza suave hasta el segundo 00:40, donde da ese cambio de intensidad que nos despierta de golpe y continúa con su característico ritmo de bajo pegadizo, mientras que Jonathan canta a la velocidad de la luz. Sus letras son un trabalenguas que parece que te desafía, juega con tu mente para desafiarte y arrojarte a las sombras. Pero todo esto hace que sea difícil sacarte estas canciones de la cabeza.
Can’t Do
Este es el primer single que sacaron ese año. Que empiece el bailoteo. Esta canción es una de mis favoritas del disco, desde el principio hasta el final. Un sello de este grupo es pausar la batería durante y meterla luego con un ritmo guay. Por otro lado, el estribillo se divide en dos partes, y en el final de cada una de ellas, hay un riff de guitarra que queda muy armónico. ¿Y qué nos dice ese estribillo tan pegadizo? Que no lo puede hacer, que no puede seguir el transcurso de las cosas, no puede soportar la situación actual y solo quiere bailar.
Desire
“I want this album and I want it now”. El principio me recuerda a una canción infantil, que continúa con los coros con tono melancólico hasta que llega el grito de: “IT’S TOO LATE”. Y vuelve la letra repetitiva con falsetes. Puede que muchas canciones sigan el mismo patrón, pero son igual de pegadizas, cosa que les funciona muy bien. El minuto 1:48 representaría el momento de confesar sus “desires” más oscuros con un puente que genera tensión y rompe con el resto de la canción. Ale, un pareado.
Otra marca registrada de Everything Everything es la repetición de una palabra hasta el final. Podría ser una forma de meternos en la cabeza algo que quieren que no olvidemos y que lo veamos cómo la intención principal de la canción. Esto lo notaréis en todas las canciones.
A Fever Dream // Put Me Together
A Fever Dream se corresponde al segundo single. Esta canción es la que da nombre al disco y, según en qué momento del día estés, te puede gustar más o menos. El piano de base y la voz calmada te hacen visualizar una zona de chill out en la playa, pero cuando eres consciente de la letra, de a qué se están refiriendo con “I hate the neighbours / they hate me too” o “How did we get here? / And how do we leave?”, te das cuenta del asunto: la división entre comunidades dentro de las ciudades. Al igual que en Put Me Together, con un tono melancólico, nos envuelve en una atmósfera pesada y monótona, en la que lo único que varía son los efectos del sintetizador.
Big Game
Canción transitoria, pero con mensaje. El “Big Game” al que ellos se refieren es la pantomima social-política que estamos viviendo con el Brexit, Trump, la división de clases…
Good Shot, Good Soldier // Run The Numbers
El título de la canción, con tono irónico, nos dice exactamente de qué trata. Nos lo muestra con un comienzo perfecto, un ritmo pegadizo insospechado, hasta que volvemos a lo mismo de siempre: se preocupan en conseguir un minuto de perfección y lo explotan hasta el final, cambiando solo algunas tonalidades y añadiendo o quitando cosillas por aquí y por allá. ¿Y cómo termina? Igual que como empieza: con ese ritmo pegadizo, el cual pretende demostrar que ha sido el trasfondo en gran parte de la canción. A pesar de sus repeticiones hasta la saciedad, parece que ésta es una de las canciones más elaboradas del álbum, y que ha sido tratada con mucha delicadeza y atención.
Run The Numbers, por su parte, es bastante parecida a la primera, pero sin ese ritmo pegadizo del principio. En el estribillo, Jonathan saca toda su furia para decir: “I don’t care about your numbers”. La intención sigue siendo el de ser una canción protesta, pero esta vez contra la situación del presidente Trump.
Ivory Tower
Una de las mejores canciones del disco. Con esta canción cargada de energía y buenrollismo, vuelven a la esencia que dejaron con sus discos anteriores. Si nos fijamos en la letra de la canción, simboliza una crítica a los supermercados Waitrose, que nos miran y juzgan desde su torre de marfil. Razón más que suficiente para hacer una canción así.
New Deep // White Whale
Con una melodía tranquila y un piano que acompaña al tono melancólico propio del disco, New Deep se cuestiona “Is there something wrong with all of this? / Or is there something wrong with me?”: una postura de derrota, donde ya el individuo, una vez consciente de la situación que se está viviendo, se plantea si el problema lo tiene él mismo.
White Whale tampoco se aleja de este propósito. Pero en este caso, el amor se ve como una luz al final del túnel, como la única motivación para seguir adelante, a pesar de todas las adversidades. Y con esta extraña sensación de incertidumbre, de no saber si vamos a salir de ésta, estas dos canciones cierran el álbum.
CONCLUSIÓN:
Este es el disco más personal que tienen, aunque, definitivamente, del disco destacaría el trío de Can’t Do, Desire y Ivory Tower . Musicalmente, las que molan, molan mucho. El resto, bueno, si se tiene en cuenta la intención del disco, siempre sacaremos algo de provecho. Pero todas sus canciones tienen su marca personal y son tan reconocibles, que ahora solo me faltaría repetir una palabra clave con un falsete hasta el final del artículo, meterle unos riffs y un sintetizador, y ya tendría una nueva canción para Everything Everything.
PUNTUACIÓN: 3,5/5
