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El pasado 15 de diciembre, el Palau Sant Jordi lucía de gran gala y preparándose para lo que sería una gran noche. Y es que no podía ser para menos, aquella noche dejaba su huella Pablo Lopéz con la presentación de su último disco Camino, fuego y libertad y su gira nombrada Santa Libertad. Un concierto que dejaría al público en más de un momento sin aliento y no solamente por sus canciones.
Con una gran delicadeza en el piano, surgieron las primeras notas de El camino, uno de los temas de su último disco, haciendo de ese modo el inicio del concierto. Prosiguió con El niño y uno de sus clásicos como es Vi.
Sin lugar a dudas el piano y la espectacular voz del cantante rugieron con ganas en El patio acompañado de la magnífica banda que hacía una armonía sublime para cada una de las canciones que íbamos escuchando. A lo largo de algunas canciones como ahora El incendio, El teléfono o Dos palabras, Pablo nos iba narrando pequeñas historias que nos introducen de pleno a ellas.
El gran susto de la noche lo dejaría tras cantar Trece, cuando iba a recoger a una joven fan para cantar con él el tema El gato en el escenario y Pablo tropezó. Por suerte, todo quedó en eso, un susto del que se fue riendo (y también sufriendo de dolor) sobre todo con el mensaje de: “79 conciertos y me tengo que caer en el que más cámaras hay”. Esto lo dijo porque el concierto estaba siendo grabado por muchísimas cámaras en todo el recinto.
Uno de los momentos más emotivos de la noche, fue sin lugar a dudas, el momento en que apareció Antonio Orozco para cantar junto a Pablo algunos de sus temas dejando al público sin habla. Pero la cosa no acabaría así, y es que después de esa maravillosa sorpresa, el cantante malagueño pondría los pelos como escarpias con su interpretación a capella de Lo saben mis zapatos haciendo emocionar a cualquiera que escuchara tal voz sin acompañamientos.
Después saltaron al escenario, avisando del fin de aquella mágica noche de diciembre, El invierno nos guarda y El mundo. Para poner el broche final con Tu enemigo.
Lo que tenemos claro, es que Pablo Lopéz nos ofreció un concierto que será muy difícil de olvidar. Su implacable voz fundida con una impresionante banda demostró el por qué es uno de los músicos más importantes dentro de nuestro panorama musical.
Y a modo de reflexión, en el concierto nos recordó algo realmente importante y es que, si se hace con libertad, podremos llegar a donde todo el mundo nos repite que dice que no es posible.