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En Valencia parece que el panorama musical sube y baja como un ascensor. Pero hay meses en los que ese ascensor hace parada en tu piso y los valencianos recibimos alguna sorpresita más que agradable. A esta cita acudí sola y la atmósfera que viví fue tan cálida, sensible y penetrante que dejé durante una hora todo atrás y solo tuve ojos y oídos para la música.
El día después del Día Internacional de la Mujer, en el Espai Octubre de Concerts y con un precio asequible de 10 euros, actuó un grupo de origen bilbaíno: Mäbu, el grupo liderado por María Blanco. Estos decidieron celebrar su 10º aniversario haciendo gira para tocar su nuevo disco Décimo – Directo en ESTUDIO UNO, donde, con la colaboración de artistas como Izal, Marlango, Rayden, Rozalén, entre otros, han sacado 10 de los temas más representativos de su carrera musical.
El espacio era acogedor y estaba inclinado como una sala de cine, donde los asientos ocupaban el 80% de la habitación. En el mini escenario y de izquierda a derecha: una batería, un pie de micro, una guitarra electroacústica y un taburete en el centro y una guitarra eléctrica detrás de un teclado al final.
Poco a poco esos asientos se fueron llenando tímidamente de amigos, parejas y bebés que esperaban a que María, con su gran sonrisa, saliera junto con su guitarrista, Txarlie Solano. Con una puntualidad eficaz, María se sentó, su compañero cogió la guitarra y no hizo falta más. El público se relajó con las primeras notas de su canción.
Tal y como dijo la cantante después del primer tema, este concierto no sería uno normal, sino que sería un viaje transitorio de menor a mayor, sin bises, con un inicio acústico y terminando con Mikel en la batería tocando las canciones con “más ritmillo”. Y ya que estamos en Fallas, se podría comparar con una mascletá light.
Las tres primeras canciones abrieron el camino hacia la presentación del disco. A partir de la cuarta canción, con un ritmo de batería pausado, empezó Décimo con Los viajes de Sam. La siguiente canción fue Quédate a dormir, donde antes de empezar a tocarla, nos pidió que cantáramos con ella los coros al final de la canción. Cuando llegó el momento de lucirnos, cantamos la canción junto a ella, aunque muy bajito. A lo mejor estábamos un poco cohibidos por el inesperado encendido de luces o supongo que nadie quería romper la magia del momento.
Cuando la canción acabó, hubo un momento muy gracioso: el bebé del público se puso a sollozar, y María, acariciándose la barriga, dijo: “Ay, qué mono. Y qué miedo.” Cosa que despertó sonrisas y risillas en el público. Aprovechó también esa pausa para agradecernos el haber ido a su concierto, ya que el mayor feedback que los músicos reciben por parte del público es asistir a los directos. Si ya conoces a Mäbu, sabrás que es un grupo para vivirlo.
Siguieron con Buenos días, una canción muy especial para ella. Tiene esa dulzura que aporta el hacer algo con una de las personas que más podemos admirar: nuestra madre. Y en este caso, María es la segunda hija de los músicos Estíbaliz y Sergio, por lo que el arte lo lleva en la sangre.
Ese toque sentimental tan característico del concierto no se pierde con La locura y con una versión de Por qué te vas de Jeanette.
Después vino Nunca y con un “amor del litoral” fue cerrando el concierto con la canción más esperada por el público: Los amantes, canción que interpreta junto con Izal. La gente se movía lentamente de un lado a otro mientras cerraban los ojos y cantaban la letra al unísono. El público volvió a la Tierra con el ritmito animado de De negro y amarillo. Y esta historieta terminó con la canción que en el disco colabora con Rozalén: Con mi voz. Aunque supiéramos que ya había acabado, puede que nos quedáramos con ganas de más, pero he de decir que el final hubiese sido difícil de superar.
La sensación con la que salí de esa sala era como salir de una nube o de un sueño muy dulce. Estuve tan contenta y satisfecha que, sin dudarlo, me compré el último disco. Respecto a eso, cada artista que colaboró con ellos ha aportado su granito y ha dado un toque diferente a cada canción, pero la esencia son ellos y, en especial, María y su voz.
Solo me queda dar un mensaje a esta artistaza: muchas felicidades por vuestro disco y por tu nuevo inquilino, a ver si dentro de unos años también colabora con vosotros. Larga vida a Mäbu.