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Sigo pensando que mi destino en el mundo era nacer una década antes en el Medio Oeste estadounidense y haberme ahogado del nacimiento y la fructificación de un momento musical único, irrepetible.
La música alternativa de los 90 es sin duda alguna, mi mayor fuente de inspiración, por haber encontrado el equilibrio entre lo orgánico, lo emocional, lo delicado y lo crudo, en miles de vertientes. Y probablemente haya mucho de romántico en mi discurso, pero la manera que suenan esas bandas, desde R.E.M. a Rage Against the Machine, pasando por infinidad de géneros, es incomparable, porque a fin de cuentas, son hijos de un tiempo y un espacio.
Nada Surf es otro ejemplo de la calidad de la época, eclipsados quizá por sus contemporáneos, y en el palo de Built to Spill, o Superchunk, y plasmando la cara más indie de un mapa que nace con el punk rock, los de Nueva York son otro de esos lugares en los que perderse es enriquecedor.
El cuarteto, formado por Matthew Caws (guitarra, voz), Ira Elliot (batería), Doug Gillard (guitarra) y Daniel Lorca (bajo), tiene su origen en la gran ciudad, allá por el año 92. Tras su desenfrenado debut, High/Low (1996), haciendo gala de su nombre, y aún muy anclado en el punk rock, se extrae probablemente su canción más conocida, el himno universitario, Popular. Este primer trabajo fue producido por el legendario Rick Ocasek, de The Cars, quien también produciría dos años antes, el fantástico álbum azul de mis queridos Weezer.
Pero la introspección y el alejamiento de la rabia adolescente llegaría con The Proximity Effect (1998), que les llevó a separarse de Elektra Records, que les pidió crear un hit, a falta de temas pegadizos en el disco. El acercamiento a espacios más pausados se hace patente con este segundo LP, una evolución razonable, pero sobre todo, algo inherente en este estilo de grupos. En el nuevo siglo pudimos disfrutar del magnífico Let Go (2002), mucho más dirigido al power pop, un valeroso esfuerzo que me recuerda a pensar en lo que pasaría si a Pixies se les diera unos cuantos opiáceos. Por supuesto, las influencias sinérgicas a grupos como Death Cab For Cutie, o mismamente Sunny Day Real Estate o Pedro The Lion, nos indican la clase calidad a la que nos referimos.
Porque más allá del género, todos estos grupos tienen ante todo, una premisa de “do it yourself”, que hace que sus propuestas suenen muy humanas, muy descarnadas. Por supuesto, en adelante, nos dejarían otros notables trabajos como The Weight is a Gift (2005) o Lucky (2008), donde ahondaron y experimentaron con su fórmula hasta hoy. Su legado es innegable en grupos que tanto nos gustan, como Brand New, de los que hicieron una cover este año pasado, entre otros.
Por eso es que no os podéis perder la oportunidad de verlos en Madrid este 15 y 16 de febrero en el Teatro Barceló, donde abordarán la ardua tarea de interpretar ese magnífico Let Go, dos noches que quedarán en el recuerdo de muchos. Haceos con las entradas aquí.
También dejo esta gema porque sí: