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Afrontar el hacer este análisis es una sensación un tanto vacía. Por una parte, se convierte en un mero trámite sobre poner los puntos sobre las íes a uno de los grupos que más me han influido. Sin embargo, creo que no voy a desvelar nada nuevo en cuanto a la irregularidad que portan los californianos desde su sobresaliente triada allá por los años noventa.
Y es que no estoy ni sorprendido, ni decepcionado. Weezer siempre ha sido una banda en pos de navegar por océanos revueltos, ofreciéndonos unas cuantas obras dignas de mención, pero sobre todo, mucha, muchísima morralla. Pero en fin, después del fantástico Everything Will Be Alright In The End (2014), y del más que notable Weezer (2016), más conocido como el álbum blanco, parecía que el cuarteto había llegado a buen puerto.
No todo estaba claro, pero si creíamos que íbamos a poder disfrutar de ese álbum negro, de temática oscura y experimental, que venían tiempo comentando. Pero como el bueno de Rivers dijo, Pacific Daydream, apareció sin más, dejando de lado un proyecto, a mi modo de ver, mucho más interesante. Y en cuanto a temática, el excéntrico vocalista ya dijo sobre él, que es un trabajo para escucharlo olvidándote de todos tus problemas en la playa.
Creo que en su simpleza se encuentra uno de los rasgos más negativos, y aunque nunca fueron una banda increíblemente virtuosa, siempre eran capaces de construir formidables piezas a caballo entre la suciedad del grunge noventero y las melodías de sus amados The Beach Boys. En pleno 2017, nos damos cuenta que Cuomo y su equipo, solo opta por mantener su estatus, sumergiéndonos en un álbum de radio-pop de lo más descafeinado, y por momentos, irritante.
(ESTA REVIEW ES LA OPINIÓN PERSONAL ARGUMENTADA DE DIEGO, NUESTRO REDACTOR, INCLUSO A JORDI, NUESTRO CORRECTOR, LE HA HERVIDO LA SANGRE LEYENDO CIERTAS FRASES SOBRE BLINK-182, PERO ES SU OPINIÓN Y LA RESPETAMOS DE MOMENTO).
No esperéis mucho de mí, pero sobre todo no lo hagáis de ellos:
Mexican Fender
El álbum rompe con un encasillado riff de power pop de los 70 o de pop-punk de la banda sonora de American Pie(1999), como se prefiera. Parece que no entra mal, canción guitarrera, divertida, y con una potencia melódica interesante. Aunque no es nada del otro mundo, y podría parecer una b-side de alguno de su pasado, nos pega fuerte y se mantiene en nuestro cerebro.
Beach Boys
Comienza el Armaggedon. Otra línea de guitarra funk se nos cuela dibujando un pop de fórmula, de esos que antes de que llegue al estribillo ya hemos salido corriendo. Ni la parte central, ni la interpretación vocal salva una canción llena de irregularidades. El girar con Panic! At The Disco pasa factura. Claro guiño es la letra de la canción al creciente peso de la música pop y hip-hop a nivel comercial con ‘everyone wants to be cooler than everyone else, It’s a hip hop world and we’re the furniture’. El rock se deja a un lado, y se pone a todo volumen The Beach Boys. Capto el mensaje, pero no la ejecución, ¿cómo combates eso con otra canción en el mismo término? Ya sé que no os tomáis en serio a vosotros mismos, pero había mil formas de hacer esto de manera interesante. Si Brian Wilson se detuviera a escuchar esta mediocridad…
Feels Like Summer
De mal en peor. Me fascina la capacidad de estas bandas de destruir su legado sin tener insomnio. Ya le pasó a blink-182 con California(2016). Crisis de los cuarenta, y la obsesión de hacer pistas con sabor a Imagine Dragons, Coldplay o el último Fall Out Boy. No hay nada bueno que sacar, una producción muy apegada a la electrónica de moda y unos arreglos de lo más genéricos. Este fue el primer single y me parece perfecto para las listas de éxitos.
Happy Hour
Los teclados ochenteros bailan como base sobre un discurso facilón. Parece que estén en auge los homenajes a los ochenta, y no iba a ser menos con un grupo que emana cultura pop por todos los sitios. Y es que en las mismas letras hay referencias a los Monty Python, Stevie Ray Vaughan, e incluso a las teclas utilizadas en la misma. Aunque algunas partes sonoras me chirríen y no es lo que yo consideraría una buena creación, es de las que más han gustado.
Weekend Woman
Este medio tiempo (otra vez, ochentero), se encarga de transportarnos a esas recuerdos sobre Cyndy Lauper y al Club de los cinco (1985). Imposible no compararla con (Girl We Got A) Good Thing o L.A. Girlz, de su anterior LP. Confrontación en la que sale perdiendo Weekend Woman. Recargada con una amplia galería de sonidos, Weekend Woman, sobresale sobre el resto, por su dulce y pegadizo estribillo.
QB Blitz
Secuela espiritual de The British Are Coming. La melodía es casi un tributo a Weezer (1994), simple, y rodeado de un pequeño arpeggio de guitarra acústica. En el apartado lírico nos encontramos con una divertida historia de amor por internet.
Sweet Mary
Otra pseudo-balada con ecos a The Beach Boys del Smile (1967). En ella nos dejamos arrastrar por las olas de la playa de Santa Mónica. Los xilófonos y las líneas de guitarra nos regalan un momento atrapado a finales de los años sesenta. El outro a varias voces (The Beach Boys, cof, cof), es sin duda lo mejor de todo el elepé.
Get Right
El final del trayecto viene anticipado por un track que es imposible no relacionar con la famosa Ain’t No Mountain High Enough de Marvin Gaye y Tammi Terrell. El estribillo es pegadizo, desde luego, pero no puedo dejar de darle vueltas a lo que se alejan estos Weezer a los que nos dieron obras tan interesantes y rompedoras como el Pinkerton (1996). Por otro lado, la ejecución y los arreglos empeoran de por sí el envoltorio, llenando la música de florituras nada efectivas. En momentos me saca los colores como ese decadente Can’t Stop Partying de su disco Raditude (2009), en el que hacía una aparición Lil Wayne.
La Mancha Screwjob
La noche es anunciada por un ruido de grillos y nos advierte de lo soporífero de el penúltimo esbozo de Pacific Daydream. Muchísimos años estudiando la fórmula para hacer buenos temas de pop y nos cubren de una montaña de hastío. Ni gancho, ni nada.
Any Friend of Diane’s
El décimo me recuerda que para ser un trabajo corto, se me ha hecho excesivamente largo. Se recurre de nuevo a Maroon 5 como modus operandi. Divertida, coreable, sin sentido, vacía, exasperante. Ni el ocurrente uso de los sintetizadores salvan un esfuerzo de lo más decepcionante.
Conclusiones:
Weezer se empeña en lanzar música con mayor frecuencia en pos de su calidad. Un grupo que de nuevo decide tirarse en los brazos del mainstream, antes de portar con orgullo y consecuencia que son un estandarte fundamental de la música alternativa. Nada estimulante.