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Desde que Matt Skiba entró en blink-182 hace ya tres años -cómo pasa el tiempo- la carrera de Alkaline Trio se había quedado en medio de un limbo sin obtener una respuesta clara a su letargo. Algunos fans ya se iban esperando lo peor, como si el señor Skiba, estuviese haciendo un “Tom DeLonge” con su banda de toda la vida y que esto era un augurio del fin de uno de los grupos de punk rock más interesantes de los últimos veinte años. Unos pocos conciertos por allí no saciaban nuestro hambre de Alkaline Trio. Pero para nuestra sorpresa, todo estaba meticulosamente calculado para lanzar un disco sorpresa. Un disco que ha cumplido con las expectativas y que aporta otro bloque a una de las discografías más cuidadas del género.
Con un retorno a la estética pseudo-macabra de hace unos años, el trío de Chicago toma el arte rojo sangre, el logo clásico con el corazón-calavera y sobre todo, un sonido crudo y directo, como no lo teníamos desde el maravilloso Good Mourning (2003) haciendo de este noveno trabajo de estudio, una especie de vuelta a los orígenes. Esto es más de lo que esperábamos, claro.
¿Y al final qué nos queda? Un esfuerzo magnífico, con potentes composiciones con una gran diferencia a la hora de abordarse, gracias a la dualidad de los dos compositores, Skiba y Dan Adriano. Un Derek Grant desbordante en la batería y unos juegos de claroscuros sacados de un film de David Lynch. A pesar de ello, hay algunos pasos en falso, sobre todo en la labor de la producción, que es a veces demasiado sucia, quizá ligada a la dirección musical, pero es un retroceso si recordamos el trabajo que hizo Bill Stevenson en My Shame Is True (2013), un disco limpio y repleto de detalles. Y las canciones globalmente, aunque son pildorazos, están menos trabajadas que en anteriores discos, en palabras de Skiba, fueron compuestas y grabadas en pocos días, para dar esa sensación primigenia de sus primeros productos.
Además Dan Adriano, que cumple con broche, queda relegado a un segundo plano, dando una sensación de demasiada uniformidad, teniendo en cuenta que Adriano estaba desatado en el My Shame Is True y en su EP hermano, Broken Wing (2013), nos da un poco de pena su lugar aquí.
Son unos pequeños peros que iremos viendo en las canciones:
Is This Thing Cursed?
Entramos con un delicado piano y el aterciopelado timbre del bajista Dan Adriano. El track que da nombre al elepé y segundo single, estalla rápidamente con los redobles de batería de Grant y las voces de Adriano y Skiba que se empacan armonizando el uno al otro. De una atmósfera absolutamente melancólica, Is This Thing Cursed? Es una metáfora sobre la depresión, que en las palabras del grupo, es como una maldición que no puedes romper. El tema juega con los dos vocalistas, y nos regala momentos inolvidables. Un corte fabuloso, y una introducción perfecta para el resto de la obra.
Blackbird
El primer single y la primera que pudimos escuchar es Alkaline Trio cien por cien. Con un aura gótica, Skiba entona con potencia una historia de amor con una espía durante la Guerra Fría. Una temática que se repite en las letras del compositor. Justo aquí, la referencia es al SR-71, apodado como Blackbird, un avión de las fuerzas aéreas estadounidenses. Un concepto que al igual que el teléfono rojo de la portada, se convierte en un claro homenaje a Stanley Kubrick y su Dr. Strangelove (1964). En ese marco cinematográfico, la melodía y los riffs nos recogen y nos mueven de un lado para otro. Una carta de presentación idónea.
Demon and Division
De la oscuridad de la anterior pasamos a la luz que brota de la línea de bajo del tercer track. Demon and Division es sonoramente más cercana al pop-punk que las dos primeras por su tonalidad en mayor, pero líricamente sigue siendo igual de lóbrega. Haciendo malabarismos con los juegos de palabras, Demon and Division, se refiere a una intersección entre las calles Damen y Division de Chicago, una forma de vincular su procedencia con el gusto de Skiba por la temática satánica, ambas habituales en su creación. La pista además de ser pegadiza, cuenta con una aparición estelar de Adriano en el puente, combinando de nuevo a estos dos mastodontes, y haciendo fluir su talento al máximo. Curioso es como los tres singles aparecen al principio, una estrategia de marketing que también aparece en el último disco de Thrice, lanzado también con la discográfica Epitaph.
Little Help?
Otra liderada por Adriano. La tendencia corre hacia un punk rock old school, que vibra con fuerza a lo Social Distortion. Rápida y adictiva, traza puentes con el sonido heartland y americana que Bruce Springsteen porta con destreza, y que se ha convertido en una gran influencia para muchos grupos de punk rock. Es cierto que nos gusta Adriano más reposado, pero esto es una buena muestra de su versatilidad y es desde luego una gran composición.
I Can’t Believe
Volvemos al paisaje de gárgolas. Como crítica a la administración a Trump, las guitarras avanzan demoledoramente hasta un estribillo absolutamente catártico. Musicalmente es apasionante, pero peca un poco al repetir la letra en sus dos versos. El punto álgido que alcanza con la frase “Nothing to see here, move along, nobody to hear your black swan song” nos hace pensar en lo opacado que estuvo Skiba en California (2016) de blink-182. Mucho mejor tenerlo en su grupo principal, dónde se siente su verdadera calidad.
Sweet Vampires
Y hablando de blink-182, nos parece que Sweet Vampires podría ser una de esas canciones que no llegaron a aparecer en California, cuando nuestro “querido” Feldmann les pidió que desecharan todo el contenido que tenían para grabar desde cero, porque había muchos temas muy parecidos a Alkaline Trio. Nuestra creencia se basa en la utilización de ese riff que aparece en los versos y en el outro, muy pop-punk y la referencia a la película Mulholland Drive(2001) de David Lynch, que también aparece en Los Angeles, de California. El prisma más sencillo que recorre sus acordes podría ser otro indicador. En forma, a pesar de ser simple, es agradable y recuerda por momentos a The Cure. Si en su origen era para blink-182, fue una absoluta estupidez eliminar algo tan bueno.
Pale Blue Ribbon
Ya echabamos de menos a Adriano. Otra vez ese enfoque old school y acelerado que nos consigue sacar de lo angustioso que son los tracks de Matt. Dan, deja poco para la imaginación, pero sigue moldeando bellos momentos que hacen trizas nuestro alma. Casi como pequeñas confesiones, presenciamos su vulnerabilidad y nos adhiere a sus pensamientos. Algo que contrasta increíblemente con la frialdad y lo metalizado que es Skiba, es gracias a esa divergencia por lo que Alkaline Trio destaca sobre otros músicos de la escena.
Goodbye Fire Island
En un disco tan largo es lógico que haya algún tropiezo como en esta Goodbye Fire Island, un corte que está un pelín debajo al resto. Con ese color sombrío, los versos cargan empoderandose, pero se acaban disolviendo en el repetitivo estribillo. La vuelta al sonido Good Mourning (2003) sirve como declaración de intenciones en cuanto a la naturaleza del trío pero difumina los contrastes que habían alcanzado, haciendo de Is This Thing Cursed?, una obra casi bicromática.
Stay
Las guitarras en limpio vaticinan el regusto folk de esta precioso mediotiempo interpretado por Adriano. Pudiendo parecer de temática amorosa, la letra está dedicada nada más y nada menos a su batería Derek Grant, en estos momentos apartado de la banda por sufrir un fuerte caso de bipolaridad. Un ruego desesperado plagado de guiños a toda su trayectoria. Nos encoge el corazón, solo esperamos que Derek vuelva pronto, su cometido está más que cumplido en este LP.
Heart Attacks
Subidos en la montaña rusa solo nos queda dejarnos caer en este frenético torbellino de sensaciones. Con detalles a piano y un estribillo en limpio nos parece un ejercicio de experimentación que rompe con lo “estático” que es en global en cuanto a sonido. Las líneas de bajo forman tentáculos que constriñen cada segundo, un concepto que el grupo tiene muy grabado desde siempre. El puente se entretiene con el canto de los dos vocalistas y de nuevo, es donde está el almíbar más dulce. Juntos son invencibles.
Worn So Thin
Con los años aprecias más y más el regalo que es tener a alguien como Dan Adriano haciendo música. Brilla y brilla y cada vez nos ciega más. Estimula las zonas más primarias que tenemos cuando escuchamos música. Porque ante todo, sus canciones son directas, pegadizas, melancólicas y desgarradoras, atrapandonos bajo su velo, reforzado fuertemente por la rasgada suavidad de sus cuerdas vocales. No hemos tenido mucho de él si comparamos con todo lo que hay de Matt Skiba, pero lo de Dan florece con mayor belleza en conjunto.
Throw Me To The Lions
Cuando decimos que Matt está más flojo, no quiere decir que cuando se pone no haga maravillas y esto es lo que podemos decir del desenlace. Adrenalínica, nos lanza hacia las tinieblas para acabar bailando sin control en la penumbra. La estructura se arma con dinamismo planteándose como un verdadero hit ideal para el directo. Dadnos más de este punk rock en vena.
Krystalline
Ahora sí el colofón con el tema acústico como es debido. Una bonita despedida en la que sí podemos intuir una relación romántica. En esta optan por aderezar con sintetizadores post-punk, un recurso que Skiba se sabe de sobra, ya que ya lo utiliza en sus discos con The Sekrets. Sencilla pero muy efectiva, es sin duda una de las mejores.
Conclusión:
Alkaline Trio es un ejemplo de cómo se debe llevar una carrera musical. Esta vez optan por jugar a lo seguro, con una dirección más ruda y directa, ofreciendo un buen puñado de canciones pegadizas y oscuras, dejando atrás la búsqueda de nuevos horizontes como hicieron en My Shame Is True. Aciertan en casi todo, pero sería mejor con dos o tres temas menos. Estamos muy contentos de que estén de vuelta y en forma, esperemos que no tarden otros cinco años en presentar un nuevo trabajo.